Definición y significado de la tanatología

Etimológicamente se define a la tanatología como: “estudio de la muerte”, ya que su nombre deriva del griego thanatos:muerte, y logos: estudio o tratado; sin embargo, como podrás leer más adelante, es una disciplina que aborda muchos otros temas más allá de la muerte. 

Esta disciplina fue concebida en 1901, por el médico ruso, Elías Metchnikoff, como una rama de la medicina forense que trataba la muerte y lo relativo al cadáver, por lo que en esa época se le denominó como la ciencia de la muerte. No obstante, fue Elisabeth Kübler Ross, quien terminó por configurar a la tanatología como la conocemos actualmente. La doctora, Kübler Ross dedicó gran parte de su tiempo a trabajar con enfermos terminales, a partir de lo cual identificó que éstos, ante la noticia de encontrarse cercanos a perder la vida, atravesaban ciertos estadios o etapas comunes; a partir de ello desarrolló la teoría de las cinco etapas del proceso de duelo, publicada en 1969 en su libro, Sobre la muerte y los moribundos. Más tarde se identificó que dichas etapas son atravesadas en cualquier tipo de duelo, es decir tras una pérdida significativa (derivada o no de la muerte), por lo que la tanatología expandió su campo de acción. 

Tanatología: el estudio sobre la muerte y más

Actualmente, la tanatología se concibe como la disciplina encargada de estudiar y dar sentido al proceso de muerte, sus ritos y significados a través de acciones profesionales que ayuden a las personas que están viviendo una pérdida. Además también es de ayuda para quienes están atravesando otros tipos de duelo; por ejemplo: un divorcio o ruptura amorosa; el enfrentamiento de una enfermedad crónica, degenerativa u oncológica; crisis de la edad o jubilación; pérdida de alguna facultad o miembro; migración o cambio de residencia; fin de un proyecto de vida, etc. Es decir, la tanatología ayuda a comprender la finitud de la existencia y ofrece varias herramientas para elaborar el proceso de duelo y reestructurar la vida a partir de recuerdos sanos; considerando siempre a cada individuo como un ser biólogico, psicológico, social y espiritual.

Finalmente, hablar de muerte no es más que hablar de vida, pues la vida es efímera y la muerte es parte de ella. A través de la tanatología y la terapia tanatológica es posible aprender a vivir bien aceptando la realidad como algo finito, a encontrarle sentido a la existencia, y a trascender de manera positiva en los otros para morir bien, satisfechos de nuestro viaje por el mundo terrenal.

La muerte en nuestra cultura

En México y prácticamente todo occidente, el tema de la muerte es evadido. Incluso cuando la situación obliga a encarar dicha realidad, suele dársele la vuela. En las familias se esquiva el tema y en ocasiones se aleja a los niños de los ritos funerarios. Muchas veces esto se hace con la idea de evitarles dolor; otras ocasiones la finalidad es no encararnos con sus típicas interrogantes: ¿Qué es la muerte? ¿Por qué murió? ¿Todos vamos a morir? Dichas preguntas incomodan porque, generalmente, como adultos, seguimos siendo incapaces de responderlas.

En diversas filosofías y tradiciones de oriente hay una concepción más abierta a la muerte, concibiéndola como un tránsito hacia otra vida o como parte del flujo natural de la existencia. En occidente, en cambio, parece que hablar de la muerte continúa siendo un tema tabú porque se relaciona con ideas de: incertidumbre, vacío y fin; y se asocia con el miedo a perder a un ser amado o nuestra propia existencia. Algunas veces estos temores llegan a ser tan intensos que nos paralizan, impidiendo que mantengamos una vida plena. No obstante, la única certeza que podemos tener en vida, es la muerte. Todos, en algún momento, vamos a morir. 

La muerte, desde el modelo biólogico, es el resultado del envejecimiento y deterioro progresivo, orgánico y funcional del cuerpo, o el producto de diversas enfermedades que lo llevan al cese de funciones. Actualmente, el tema de la muerte se reconoce como multidisciplinario, lo que implica considerar al individuo como un ser holístico. Para reflexionar sobre la muerte, es preciso abordar posturas biológicas, filosóficas, religiosas, espirituales, artísticas, sociológicas, antropológicas, culturales y hasta económicas. Si uno se adentra en este estudio, es posible pensar que en realidad el miedo que tenemos no es al hecho mismo de morir, sino a lo desconocido, a la forma en la que se nos presentará la muerte, e incluso a reconocer el valor y utilidad de nuestra vida.

Objetivos de la tanatología

La tanatología comprende muchos campos de acción, desde la atención al enfermo moribundo y su familia, hasta la elaboración de proceso de duelo ante pérdidas significativas a lo largo de la vida. Sus principales objetivos son: 

  • Ayudar a las personas a desarrollar creencias propias sobre la vida y la muerte como un proceso natural.
  • Preparar a la gente para asumir las pérdidas y propiciar la plenitud de la vida antes, durante y después de un duelo.
  • Reconocer la autonomía y dignidad del paciente para evitar en lo posible el sufrimiento.
  • Auxiliar en el cumplimiento de deseos del enfermo, en la medida de lo posible.
  • Coadyuvar en la persistencia de relaciones afectivas significativas, que ayuden al paciente a morir tranquilo, y a la familia aceptar la pérdida.
  • Proporcionar contención emocional o terapéutica para los familiares durante el proceso de duelo, propiciando la reestructuración de la propia vida ante la pérdida.
  • Asistir en la contención emocional a profesionales de la salud que han estado en situaciones estresantes o pérdidas de pacientes, para evitar su desgaste profesional.
  • Brindar apoyo terapéutico ante cualquier pérdida significativa durante el ciclo de vida. Por ejemplo, aquellas generadas por deterioro de salud, fin de una relación importante, pérdida del empleo, deterioro del autoestima, etc. 

Niveles de intervención tanatológica

Existen cuatro niveles de intervención tanatológica, los cuales dependerán de la continuidad, profundidad o requerimientos del doliente.

  1. Apoyo: Es el desarrollo de actividades únicas, aisladas y concretas que propicien tranquilidad, bienestar físico y emocional al paciente y su familia; o a cualquier persona que ha sufrido una pérdida. Se encuentran encaminadas, principalmente, a generar momentos de bienestar y empatía a través de la escucha activa y la compañía; a mejorar aspectos físicos de soporte; a brindar información útil ante tareas particulares o hacer llegar donativos.
  2. Acompañamiento: Son conductas que permiten estar al lado del doliente, brindándole la tranquilidad de no estar solo. Compartir su dolor sin generar juicios, brindar consejo o pretender cambiar la actitud u opinión de quien pasa por el momento doloroso. Se busca propiciar el bienestar a través de la comprensión, ofreciéndole tiempo para el desahogo sin generar falsas expectativas. El acompañamiento se brinda habitualmente  por algunas horas, si la situación lo permite podría repetirse la intervención.  Generalmente se brinda en hospitales o velatorios. 
  3. Consejería: Requiere establecer relación íntima y confidencial mediante   un número breve de sesiones que permitan trabajar el duelo hasta llegar a su resolución, requiere confrontar al doliente con sus pensamientos y emociones para reestructurar su vida en relación a la pérdida. 
  4. Terapia: Requiere que se lleve a cabo por un profesional de la salud mental, generalmente un psicólogo y/o psiquiatra con especialidad tanatológica, para poder generar un cambio profundo en la persona, a través de técnicas terapéuticas específicas que permitan la resolución del duelo. 

¿Qué es y qué hace un tanatólogo?

Un tanatólogo es una persona profesional, capacitada para ayudar a quienes que se encuentran viviendo un proceso de duelo por fallecimiento, o cualquier otra pérdida significativa no relacionada con la muerte. También brindan apoyo a los profesionales de salud para evitar el desgaste laboral por la pérdida de pacientes.

Habitualmente, los tanatólogos cuentan con formaciones previas como psicología, filosofía, medicina, enfermería, teología, entre otras. 

¿Cuándo acudir a un tanatólogo?

Es normal que al experimentar una pérdida, nos sintamos confundidos, que experimentemos diversas emociones, sensaciones y pensamientos, mismos que al paso de unos días deberán irse comprendiendo para restablecer la funcionalidad de vida hasta lograr restablecerse. Sin embargo en muchos casos sucede que al cabo de los días o meses se sigue sintiendo mucho dolor, la persona se siente rebasada, aislada o sola ante la experiencia dorolosa y no encuentra apoyo entre sus familiares o conocidos. De suceder esto, es importante recibir atención tanatológica para procesar la pérdida. 

Es preciso recordar que todos, a lo largo de la vida, tenemos pérdidas. Cada uno de nosotros vive sus duelos de manera diferente, dependiendo de la relación con la  persona, mascota o cosa que perdemos. El dolor más grande es el que cada uno vive, por ello, es importante reconocer que vivir permanentemente con tristeza o  dolor no es normal. Pedir ayuda no nos hace vulnerables. Acudir a un tanatológo no me hará olvidar a mi ser querido o desaparecer mis experiencias, sino que me ayudará a procesar mi dolor para poder vivir con recuerdos sanos, desde el amor y no desde el olvido o la evasión, vivir no significa traicionar a la persona o su recuerdo, solo es hacernos responsables de nosotros mismos. 

Si estás atravesando por una pérdida, o conoces a alguien que necesite apoyo, contáctanos, o reserva una cita con nuestra especialista en tanatología. Tu primera sesión es gratis.

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Bibliografía 

Bravo. M. M. (2006). ¿Qué es la tanatología? Revista Digital Universitaria. 7(8). ISSN1067-6079

De León, R. V; Cuetos, M. C. (2004). Tanatología: Una perspectiva distinta de la muerte (primera parte). Boletín Médico-Facultad de Medicina UAS. 4(1). 16-19pp.

Mondragón, D. G. (2009). La antología y sus campos de aplicación. Horizonte Sanitario. 8(2). 28-39pp.