Cuando una familia pasa por la horrible experiencia de perder a un(a) hijo(a), es frecuente que los papás queden relegados a segundo plano, mientras que las madres se convierten en el blanco de atención. Esto ocurre, principalmente debido a estereotipos de género, en los que se considera que un hijo es la mayor devoción de la madre, mientras que el padre es un proveedor y protector que ante la dificultad se mantiene imperturbable. Por otra parte, en muchas ocasiones son los mismos hombres quienes prefieren alejarse para no tener que exponer sus emociones y hablar de su dolor, pues no están acostumbrados a ello.

Transitar el duelo por la muerte de un hijo(a) es una tarea titánica, pues se pierde el sentido de la vida, hace temblar la estabilidad de la pareja, destruye las ilusiones y rompe el corazón. Duele nombrarle, duele no poder abrazarle, olerle, verle, escucharle, etc. Por si fuera poco, muchos hombres sienten que no deben expresar su dolor, porque socialmente se les ha impuesto la carga de ser los fuertes de la familia (con una idea de fuerza que implica suprimir o reprimir las emociones). El padre se asume como el encargado de cuidar de la familia, la pareja y los hijos; por lo tanto, cuando fallece un(a) hijo(a), es frecuente que sienta que es él quien debe hacerse cargo de dar la noticia y de arreglar los preparativos del sepelio, pues piensa que es él quien debe callar sus lágrimas y pausar su dolor para sostener a los otros. 

Es importante reconocer que los padres sienten la pérdida de un hijo tanto como la madre, y que aunque probablemente lo expresen de forma más discreta o incluso no lo expresen, también necesitan ser apoyados, escuchados y sostenidos, pues han recibido un duro golpe y necesitan tiempo para reponerse, comprender lo sucedido y expresarlo. 

He escuchado decir que a los padres les duele menos porque no cargaron en el vientre a ese(a) hijo(a) que hoy no está, pero eso no es verdad; no debemos olvidar que como papás, le albergaron en su corazón, en su imaginación, en la ilusión, y que su dolor es tan válido como el de la mamá. Por estos motivos, es necesario que cultural y socialmente les permitamos a los padres sufrir su dolor. Al mismo tiempo, como padre debes permitirte expresar tus emociones y sentimientos, pues ello no te hace vulnerable, sino un ser humano.

Papá que estas viviendo el duelo por la pérdida de un hijo, permíteme recordarte que la sociedad te ha impuesto cargas que hacen menos sencillo manifestar tu dolor, mas es importante que comprendas que no debes ser de un modo en específico (tratando de aparentar fuerza), ni reprimir tu dolor. Reconócete como padre de ese(a) hijo(a) que ya no está; no importa si la vida les regaló días, meses o años juntos; fuiste su padre y lo seguirás siendo por el resto de tu existencia. Tienes derecho a estar triste, dolido, angustiado, enojado, desconcertado, etc. Ante tu dolor no hay mayor obligación que contigo mismo, por ello debes darte el tiempo necesario para poder sanar esa herida profunda que ha dejado la muerte de tu hijo(a).

Para sobrellevar tu duelo reconoce que es importante: 

  • Cuidarte: Trata de comer, dormir, mantenerte aseado. Sé que es difícil, pero es importante hacerlo. 
  • Aceptar tus sentimientos y emociones: Date oportunidad de sentir, identificar y nombrar tus emociones. Puedes sentir enojo, tristeza, impotencia, frustración, etc., y todo, absolutamente todo lo que sientes, es válido. No caigas en conductas que te evadan del dolor o busques anestesiarlo a través del consumo de alcohol, tabaco, o cualquier otra droga. Tampoco es recomendable regresar inmediatamente al trabajo o hacer de éste un medio para “olvidar” lo sucedido. 
  • Llorar: Si tienes la necesidad de llorar, hazlo, permite que ese dolor salga. No tengas pena de expresarte, has perdido un(a) hijo(a) y es natural que te duela. Llorar es una acción completamente natural, en cambio, reprimir el llanto no hará que el dolor se borre y puede complicarlo. 
  • Expresarte: Grita, maldice, habla con otros, escribe, comparte cómo te sientes, qué piensas y qué necesitas. También es válido si prefieres espacios en soledad; pídelos y otórgatelos. Recuerda que existen muchas formas de expresarte; puedes hacer ejercicio, platicar, escribir, recurrir al arte (pintar, dibujar, tocar algún instrumento, etc.), o realizar cualquier otra actividad que te permita manifestar tu sentir y te ayude a liberarte. Haz lo que necesites para dejar salir tu dolor, solo recuerda no ponerte en riesgo, ni a otros. 
  • No cargar con todo el peso: Pide claramente lo que necesitas, eso te puede ayudar a transitar mejor el dolor. Busca grupos de apoyo de padres en duelo, pide espacio, solicita apoyo para realizar o atender las actividades que requieras, como pagos, trámites, cuidar de tus otros hijos, etc. De ser posible solicita días extra en el trabajo. Recuerda que no tienes que cargar con todo, no tienes que mostrarte fuerte, no tienes que anestesiar tu dolor.
  • Hablar con tu pareja: Ambos están viviendo un momento difícil, escucha lo que tienen que decirte y expresa lo que sientas o deseas, con claridad. Recuerda que la muerte no es culpa de ninguno de los dos, ambos hicieron lo mejor que pudieron como padres. Permítele a tu pareja expresar su dolor y pídele que comprenda tu forma de expresar el tuyo.  
  • Nombrar a tu hijo(a): No importa cuánto tiempo compartieron, no importa si su muerte fue antes de haberle conocido; ese ser que te alegró el corazón es tu hijo(a) y nombrarle le hará visible y te permitirá reconocerte como su papá. 
  • Agradecer: La vida te dio la oportunidad de ser padre, te permitió dar y sentir ese amor que no termina con su ausencia física; siempre serás su papá. 

Libros que te pueden ayudar

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