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A muchos de nosotros nos enseñaron que los acontecimientos pueden ser explicados y entendidos a través de la razón; sin embargo, cuando la vida nos enfrenta a un gran dolor, ya sea causado por la muerte de un ser querido, o por otro tipo de pérdida significativa, como una ruptura amorosa o enterarse de un padecimiento grave, la razón no siempre alcanza para comprender nuestra situación. En esos momentos debemos permitirnos sentir nuestras emociones y dejar que se manifiesten, pues son ellas las que nos ayudarán a comprender. De tal modo, también debemos permitirle a los otros sentir sus propias pérdidas y emociones. 

Si deseas ayudar a alguien que está pasando una pérdida, debes saber que apoyar a quien está sintiendo un gran dolor puede provocarte también cierta tristeza; por ello, si decides involucrarte, debes estar alerta de tus propias emociones y poner un límite para saber hasta dónde eres capaz de brindar apoyo. Es importante señalar que si la pérdida por la cual quieres auxiliar a otra persona también es significativa para ti, será mejor que te ocupes primero de tu propio duelo

No hay formulas mágicas que alivien el dolor, cada uno de nosotros somos diferentes y algunas veces, por bien intencionadas que sean nuestras acciones o comentarios, pueden no venirle bien a la persona que sufre; por ello hay que estar conscientes de quién es la persona a la que vamos a ayudar, para que nos sea menos difícil identificar sus necesidades sin pretender imponer nuestras creencias. 

Aunque para algunos puede parecer obvio, no podemos dejar de mencionar una regla muy importante: preguntar al doliente qué necesita y brindar nuestra compañía de forma empática y desinteresada, sin hacer juicios de valor ante lo que sucede. 

Si bien no existe una receta ni un método infalible que nos indique los pasos a seguir para ayudar a una persona en duelo, hay varias directrices que podemos considerar. A continuación te brindo 10 recomendaciones que te pueden servir para ayudar a una persona en duelo, mismas que puedes aplicar incluso en la distancia.

1. Brinda tu apoyo desde la empatía

Ser empático significa mucho más que ponerte en el lugar del otro; implica tratar de comprender la necesidad emocional de la persona que sufre, independientemente de tus creencias o valores, incluso si no estás de acuerdo con la forma que la otra persona ha respondido al acontecimiento ocurrido. Ser empático es estar sin juzgar, es brindar nuestro ser para otro, desde la escucha activa y la compresión de su lenguaje no verbal. 

En muchas ocasiones no es necesario decir algo, sino solamente estar allí para el doliente, ofrecerle un cálido abrazo, tomarle la mano, escucharlo y acompañarlo. 

De igual modo puede resultar muy útil que le apoyes con ciertas tareas que en ese momento no puede solventar, como atender a los menores o a sus mascotas; encargarte de llevar alimento o realizar algún pago pendiente, etc.

2. Siempre pregunta o sugiere

Recuerda que todos somos diferentes y que mientras algunas personas necesitan hablar, otras prefieren permanecer en silencio; unos requieren de la compañía y otros momentos en soledad. Hay que aprender a observar a la persona para poder brindarle un apoyo adecuado. Si tienes duda de qué será más conveniente hacer será mejor que le preguntes o sugieras (y respetes las respuestas), y que evites imponer tus propias creencias o deseos. 

Considera que la persona en duelo se encuentra confundida, dolida y cansada, por lo que será común que sus respuestas sean breves, algunas veces serán un simple: sí, o, no. Es importante que le hagas saber y sentir que en el momento que esté lista para hablar o que necesite cubrir alguna otra necesidad estarás ahí para lo que requiera. 

3. Hazte presente

Hacernos presentes es mostrarnos disponibles para el otro: estar a su lado y ponernos a su disposición para ayudar en lo que se pueda, pero sin ser agobiantes o insistentes, siempre respetando sus emociones y peticiones. Si no puedes acudir físicamente a ofrecer tus condolencias, siempre será posible hacer una llamada o videollamada, e incluso enviar algún detalle que te haga presente. 

4. Permite que el doliente llore o se desahogue

Muchas veces las personas dolientes no quieren recomendaciones o consejos, solo necesitan a alguien que le permita expresar su dolor a través del llanto o las palabras. Hay que remarcar que permitirle desahogarse es hacer mucho por ellos, porque les ayuda a comprender la realidad. 

Es probable que ante el llanto o la manifestación verbal de sus emociones te sientas rebasado y no sepas qué decir; es normal y está bien. Esta situación no debe inquietarte. Será mejor hablar con honestidad y reconocer tu falta de argumentos, con palabras de calidad y afecto, o con un simple: “no sé qué decir”. Evita frases como: “ya no llores”, “no estés triste”, “a él o a ella no le gustaría verte así”, “tienes que ser fuerte”, etc., pues esas frases no aportan nada y pueden propiciar un duelo complicado

5. Recuérdale que su dolor es normal 

Muchas veces las personas en duelo piensan que lo que están sintiendo está mal, o que pueden llegar a “volverse locas”, por ello es importante recordarles que todo lo que sienten es normal y que no hay un tiempo específico para procesar su dolor, pues cada uno vive su duelo a su ritmo. Puedes decirle que está bien sentir tristeza, enojo, confusión, cansancio, desesperación, etc., Todas esas emociones son parte de su dolor por la pérdida, pero poco a poco podrá ir recobrando su estabilidad. 

6. Habla de lo sucedido o de la persona que ya no está, con normalidad

Ante una pérdida es común tratar de no mencionar la situación o a la persona que ya no está; sin embargo, eso no hará que deje de dolerle a la persona afectada. Es mejor hablar de forma tranquila y con normalidad, haciendo mención de la persona o lo sucedido cuando sea necesario, reconociendo que existió y fue parte importante de la vida del doliente. Esto se puede dar a través de recuerdos de experiencias positivas o importantes que ayuden al doliente a normalizar la pérdida. No obstante, debes aprender a no cruzar la delgada línea entre hablar naturalmente de lo sucedido (o mencionar a una persona que ya no está) y convertir la situación en algo molesto y desgastante. Evita hacer preguntas como: ¿Qué pasó?, ¿Cómo pasó?, ¿cuándo fue?, ¿por qué sucedió?, etc. También procura no realizar preguntas o comentarios que invadan la intimidad de la persona. 

7. Evita dar recomendaciones apresuradas

Solemos creer que es importante que la persona en duelo se distraiga para evitar u olvidar su dolor, pero el dolor no debe evitarse ni esconderse, sino vivirse para poder transformarse en ganas de seguir adelante. Por estos motivos es importante reconocer a la persona desde su propia esencia, saber qué necesita y ser muy cautos en lo que le sugerimos. Hacer recomendaciones como: “deberías salir de viaje”, “tienes que reponerte y regresar al trabajo cuanto antes”, “te convendría cambiarte de casa”, “sería mejor si buscaras otro empleo”, etc., pueden ser contraproducentes. También acompañarle o incitarle a abusar de bebidas alcohólicas u otras sustancias para olvidar, puede conducir a un duelo complicado.

8. Evita mencionar cómo debería sentirse 

Cada persona vive su duelo de manera diferente. Los dolientes pasarán diversas etapas, cada una con emociones distintas, mismas que, aunadas a su personalidad, generarán respuestas únicas (sin ser buenas o malas) ante el dolor; por ello debes evitar decirle cómo debería sentirse. Esto suele ocurrir a través de frases como: “no estés triste”, “debes estar en paz, ya terminó su sufrimiento”, “tienes que seguir adelante”, “eres joven y puedes casarte nuevamente” etc., ya que estas “recomendaciones”, más que ser de ayuda pueden generar molestia. 

9. Dale su tiempo para despedirse 

Algunas personas quedan en shock tras una pérdida o noticia sorpresiva y por ello no son capaces de generar momentos de cierre o despedida, por lo que requerirán algún tiempo posterior para hacerlo. Algunos necesitarán espacio y otros compañía, además probablemente querrán realizar ciertos rituales, de acuerdo a sus creencias. Es importante que respetes esos tiempos y muestres comprensión.  

10. Respeta el tiempo y espacio del doliente

De todas las recomendaciones, esta es la que me parece más importante. Respeta el dolor ajeno, esto quiere decir: respeta y acepta el tiempo que el o la doliente necesita para sanar; otorgarle los momentos de soledad que requiera para pensar, sentir y reajustar su rumbo, sin abandonarle, presionarle o juzgarle.